TEACHERS
TEACHER’S
Fue un
viernes cualquiera de finales de 1993, y como miembro de la junta directiva de
la escuela de futbol del Olímpic, bajé al campo municipal de fútbol para hablar
con el señor Rafael, encargado por entonces del campo municipal, ahora llamado
“Paquito Coloma”. El señor Rafael del Campo, curiosa coincidencia,
acondicionaba el terreno de juego para que los viernes jugaran unos profesores
su partidito semanal en “nuestra” instalación y quería comentarle algo en
referencia al campo, intuyendo que estaría allí.
No
recuerdo si el señor Rafael del Campo, el del campo, estaba, pero sí recuerdo a
un acelerado y hasta emocionado Emilio Sala, versando todas las virtudes
de su “colectivo” de jugadores aficionados veteranos, en su mayoría profesores
de instituto. Me hizo varias ofertas, todas seductoras, para que fuera a casa a
por unas botas y jugase con ellos: que si disfrutaría mucho, que si lo pasaría
muy bien, que iría “sobrado” y me divertiría.
Lo
cierto es que ese día jugué a futbol con los “teacher’s”. Tenía 28 años,
y realmente lo debí de pasar muy bien, pues 20 años después, los viernes
seguían siendo mi día favorito de la semana, mi cita deportiva ineludible con
el fútbol, con mis nuevos amigos, con unos futbolistas muy especiales.
Recuerdo
que en los primeros tiempos cambiábamos con facilidad de campo de juego año
tras año. Fuimos al campo municipal, a les Pereres, al campo del Manuel, al
campo del Genovés, a la Murta …
pero eso sí, siempre viernes a las 15 h., dos partes de media hora y tras
varias discusiones, leves eso sí, y alguna
acción técnica llamativa, casi siempre de Guillermo o Guti, nos
íbamos a la ducha narrando las desgracias propias o la suerte del rival;
siempre que ganaba el rival, cómo no, era por suerte, rebotes o errores arbitrales…
Las
notas de calidad las ponían compañeros ilustres que habían jugado en categorías
más que dignas del fútbol español. Casi siempre venía a jugar Juan Navarro;
qué suerte poder jugar con Juan como profesional y como amigo. Eso sí,
intentaba siempre ponerme a la “suya”,… era sinónimo de que al final sonreiría más
que los compañeros del equipo contrario.
En
ocasiones, por esa época, venía a jugar Voro Verger. Qué zurda, qué
placer, qué nivel!!! Aunque bajo los palos y con cierta destreza, también venía
a jugar algún viernes el “chato” Aragón, en boca de muchos uno de los
mejores, si no el mejor delantero centro que ha pasado nunca por la Murta. Nunca pude
jugar con el chato. Recuerdo un partido en el “Fornás”, el campo del Acero de Puerto
de Sagunto, yo era juvenil. Iborra me citó para jugar con el Olímpic,
estuve calentando pero al final no me sacó; antes solo se podían hacer dos
cambios entre 15 jugadores convocados, así que no salí a jugar y ¡nunca podré
decir que yo jugué en el Olímpic con Aragón!, una pena, pero eso sí, puedo
decir que fui vecino de chalet, amigo y compañero, los viernes, en mi nuevo
grupo de amigos futbolistas. Al “chato” Aragón lo queremos y admiramos como lo
que es, un ejemplo como deportista, un amigo fiel, una persona con un alma
eterna que supo ganarse el respeto de los aficionados, el cariño de sus
compañeros y la inmortalidad de los que dejaron el poso de la genialidad, hasta
jugando de portero aficionado con un grupo de profesores aprendices de
futbolistas.
Pero
las sorpresas no siempre eran de los que “habían jugado” a futbol. Para mí
supuso una casualidad alegre poder jugar con un defensa lateral rudo, táctico,
serio, casi siempre infranqueable, Rafael Buforn, que había sido
profesor de mi suegro Paco Cabanes, como bien me recordaban en ocasiones los
dos.
Jacint Martínez, el “dire”, la “autoridad competente” como diría un
bigotudo conspirador. Jacint jugaba como vivía y dirigía el instituto, su
instituto. Era astuto, listo, tácticamente inteligente, bien dotado
técnicamente, y casi todo lo hacía bien, a su velocidad… Era bueno jugar a la
suya, era ganador. Fuera del campo es una persona tan valiosa en lo profesional
como respetada y querida en lo humano. Gràcies
Jacint.
Año
tras año se borraban unos, se apuntaban otros, nos dejaban otros más. Pascual
SanHipólito protagonizó una preciosa anécdota la noche antes al partido en
tierras inglesas. Hablábamos de cómo plantear el partido contra la “pérfida Albión”
y la opinión de la mayoría era que Juan Navarro y un servidor jugásemos casi todo
el partido para dar mayor consistencia al equipo y que los demás rotaran un
poco más. Pascual dijo que no, que todos debíamos jugar por igual, que habíamos
ido a divertirnos, no a ganar.
Al final
se hizo lo que el bueno de Pascual propuso, más o menos todos a jugar sin
“bula” para los ex del Olímpic. Pascual al día siguiente fue el gran
protagonista del partido marcando varios goles, su participación fue “clave” y
eso que no era “ex” del Olímpic, ni siquiera de los más jóvenes del equipo. Una
vez más la experiencia enseña dónde está la virtud. Gracias Pascual por jugar a
fútbol con nosotros los viernes; tu forma de ser y de jugar la recordamos todos con cariño,
buen pelotero, buena persona, sí señor.
Puestos
a recordar, como no, al bueno de Robert Bohígues, nos sorprendió a
todos, a mi el primero, con un juego, práctico, alegre y de toque. Aunque fuera
del campo aun lo hacia mejor, su carácter amable ganaba el corazón y el afecto
de todos. Como Toni García,
siempre competitivo de jugador, de portero…lo que fuera, jugar y
divertirse, pero por encima del jugador siempre estuvo la persona, una gran
persona, igualmente apreciada.
Los
tres hermanos de Llanera, Salvador, Marcos y César, fueron un grato fichaje, alegres, positivos y no
jugaban mal; en ocasiones dejaban pinceladas de muy buen nivel, y ganas jamás
les faltaron. Mase y Fernando sí que aportaron un punto más de
calidad, buena técnica y criterio futbolístico, aunque las lesiones limitaban
lo suyo.
Se
incorporaron los amigos de Anna, qué bien jugaba Enrique, calidad y
carácter, Enrique “yo a la tuya”, así no discutíamos y casi seguro ganábamos. Enrique, sólo tenemos buenos recuerdos tuyos y siempre
cerca de un balón, eres un grande. Juan Hernández, buen pelotero,
siempre sabía cómo decidir y decidía bien. Hasta el bueno de Vicent
Caballero nos dio un susto que nos dejó tristes, apesadumbrados, con la
mirada perdida…. ¿Vicent…? nos preguntábamos; pues sí, la lotería de las
enfermedades gira como una ruleta y Vicent tuvo un susto, pero el destino
quería que sus nietos disfrutaran de una persona cabal, responsable y que solía
ser rival mío en el campo, pero siempre digno, siempre limpio y con buen trato
al balón. Gracias Vicent por estar entre nosotros todos estos años y los que
nos quedan.
Uno de
los mejores recuerdos de mi época teacher fue sin duda mi amistad, mi “feeling”
con el catedrático de lengua española Antoni Martínez, que un viernes invitó
a jugar con nosotros al capitán del Valencia CF y de la selección española Pep
Claramunt. Minutos antes participaban en unas jornadas culturales del
instituto y lo presentó de la siguiente forma: “Con vosotros Pep Claramunt, al cual
conocí en el seminario estudiando ambos para sacerdotes. Para bien del fútbol
Claramunt se dejó el seminario y para bien del seminario, yo también lo dejé”.
Antoni es mi amigo, sí mi AMIGO después de jugar juntos muchos años a fútbol; años
después seguimos jugando a ser personas, como bien me escribió en una
dedicatoria a mi persona en uno de sus libros. Le admiro a la par que le quiero,
es un honor ser amigo de un tío tan culto y
tan inteligente. Su amistad es de lo mejor que me ha pasado en los Teacher’s, una
persona entrañable, que por cierto, jugaba muy bien al fútbol, a su velocidad,
pero muy bien… Por cierto, es un buen aficionado del mejor equipo…. de
Barcelona.
De
Enguera también venía los viernes un autobús muy interesante: Miguel Simón,
digno heredero de la “furia española”, José María Simón, habilidoso
extremo, Virgilio Perona, tan serio dentro como fuera del campo, pero
gran tipo y cómo no, el “míster” Toni Aparicio, el
mismo que me llevó al Enguera en el año 1991 al quedarse sin entrenador el
equipo. Me dijeron, “…tú deja al equipo en mitad de tabla”… Mi sueldo era de
50.000 pesetas al mes y al final fuimos campeones y subimos a preferente, no
dejé mal al bueno de Toni. Hablar de Toni entrenador es rozar la excelencia, un
entrenador con unas dotes extraordinarias para casi todo en un banquillo o en
un vestuario. Del Toni profesor, poco sé, pero seguro que es serio y exigente. Del
Toni teacher… bueno, hasta tiraba los córners con la zurda, increíble, hasta
jugaba bien y en ocasiones muy, muy bien.
También
teníamos un extremo de Énova, Alfonso López, fino extremo, muy táctico. Se notaba que era entrenador titulado, pero sobre
todo una gran persona, un encanto de tío. Otro buen jugador, hábil, listo y con
clase era Pepe Micó, jugar a la suya también era una suerte, buen
pelotero y con un carácter estupendo. Uno de los mejores pelotaris de la historia, Enrique Sarasol, también compartió
con nosotros tardes de fútbol y no lo hacia nada mal. Su fuerte eran las manos,
pero destacó por su habilidad para marcar goles, siendo un punta certero e
intuitivo.
Hasta
políticos venían a jugar. Tono Perales, duro lateral, gran barcelonista
y con mucho carácter. Y Alfonso Rus y Emilio Llopis, ambos eran
extremos muy habilidosos. Alfonso salía con habilidad de una baldosa y con el
balón pegado al pie, tenía un buen regate que se apoyaba en su cadera. Emilio
era más rápido y desbordaba con más velocidad por ambos lados; manejaba perfectamente ambas piernas.
Fernando Segura era el comodín: portero, central, delantero; jugaba de todo y casi todo lo hacía bien, cuanto
menos cumplía con generosidad y a veces con resignación. Ricardo Albero
era parecido a Fernando, buenas personas, jugaban de todo y de lo que le
hiciera falta al equipo, personas como Fernando y Ricardo hacen falta en todas
partes, gracias cracks!!!
Los Rafa
Rus, sénior y júnior eran muy distintos, Rafa sénior muy bien dotado
técnicamente y el júnior con mucha garra y velocidad, quizás la mezcla de ambos
hubiera sido el jugador perfecto.
Isaies, jajaja, Isaies era la alegría de la huerta,
portero, lateral… Él salía, jugaba y se reía, siempre feliz, siempre alegre,
era una suerte tenerlo cerca, contagiaba su simpatía y buen carácter. El humor
sano enseña a vivir y alivia al afligido. También jugaba a fútbol de vez en
cuando.
Rafa Calatayud, qué buen jugador, qué bien manejaba casi todas las
situaciones del juego, listo y técnico. Muy de vez en cuando se enfadaba, sin
duda era muy competitivo, pero de lo que no había duda era que Rafa jugaba muy bien.
Enric también jugaba y cada vez mejor, pasó de ser un
lateral, algo pasado de peso y disperso en lo táctico-técnico, a ser un lateral
bien colocado, atlético, disciplinado y a veces hasta jugaba bien. El tiempo lo
convirtió de compañero en amigo y para mí es una suerte su amistad.
También
recuerdo al “primo” de Emilio Sala. Emilio Sala, buen centrocampista y
jugador de equipo, igual que Manolo, el amigo de Guti; jugar a su lado
era un placer, trabajador y generoso en el esfuerzo, como el doctor, Pepe,
trabajador, rápido, ganador; el “doc” era un crack. Si hablamos de trabajo, Pepe
Vicedo, el gemelo, era un número uno, fui su entrenador en sus años infantiles,
y después compañeros teacher’s. Pepe vive el fútbol con pasión, es un estupendo
jugador de equipo, corría por dos y jugaba cada vez mejor.
También
jugaba un ferroviario, de defensa y muy bravo, buen defensa, Eduardo
Albiñana, y otro defensa, que era serio, contundente y competitivo, Loren
Gutiérrez. Su hermano, Pepe Gutiérrez, destacaba por lo bien que
trataba el balón, su fino toque y búsqueda de la mejor jugada, efectiva y casi
siempre brillante. Recuerdo al bueno de Paco Mateu, en ocasiones
portero, en otras defensa o hasta delantero, pero siempre con una sonrisa
amable dibujada en su cara. Y también jugó con nosotros Manolo Tudela,
fino regateador y punta con estilo. Estilo que conserva, aunque ahora fuera del
terreno de juego.
Recuerdo
bien a Guillermo, qué clase. Ver jugar a Guillermo era una fuente de
inspiración para al menos intentar jugar como él, o Guti, qué buen trato
al balón, ¡¡¡qué cambios de orientación de 40 metros !!! También era
una delicia ver jugar a Manolo y su manual de recursos en el centro del campo;
la versatilidad y eficacia en todos los puestos de José Luis Aznar y el
juego de equipo y la habilidad técnica de Rafa Climent.
Algún
contemporáneo mío también se acercaba a jugar. Rafa Alemany, ¡¡qué goles
más preciosos le he visto marcar a Rafa!! Con los teacher’s también, pero sobre
todo de blanco y en la
Murta. Vicente Martínez Sabater, el chato, una
de las personas que más aprecio en mi vida, ejemplo de pundonor y entrega y que
por ese pundonor y entrega fue profesional del futbol muchos años. Buen tipo,
buen amigo. Pepe Bernabeu, central serio y disciplinado, como lo es en
la vida. Y otro jugador de club, cumplidor, eficaz y eficiente, Javier
Martín Olivares. Mi amigo y ex compañero del Claret y del Olímpic Héctor
Sala vino poco, pero para el recuerdo sus extraordinarios goles a lo Carlos
Alonso Santillana, que marcaba de vez en cuando, incluso a veces más bonitos
que los del bravo delantero cántabro. Bajo palos teníamos otro excompañero en el
Olímpic, Ángel Pérez, serio y buen portero; fuera del campo, un encanto
de persona, como su hermano Rubén. A Gonzalo Gómez le he visto
jugar desde los 10 años, y jugaba, bien, muy bien, ahora, como entrenador,
también tiene muy buena pinta. Cuando jugaba con nosotros, casi res, nos pasaba como si fuera un avión.
Los
hermanos Quiralte también dejaron su impronta en el campo. Julián
todo disciplina, y el cuidado minucioso de sus hábitos y de su vida como pocos;
para haber sido árbitro, mejoraba futbolísticamente a bastantes de los que
jugábamos los viernes, aunque clase, clase, la de su hermano Antonio,
eso era criterio, saber jugar y hacer jugar a los demás.
Sólo
jugué unos cuantos partidos a su lado, fue muy al principio de los 90, pero qué
buenos detalles y cuánto me gustaban alguno de ellos. Juanjo Ruiz,
incisivo delantero de banda, hábil con el balón en los pies. Mere,
bondad humana y comedido futbolista, Toni Espí, velocidad, desborde, verticalidad,
buen manejo del balón, buen futbolista. Josep Vicent, rápido, incisivo,
hábil, muy hábil y finalizador. Agustín, recuerdo su templanza bajo los
palos y en la vida, una persona contenida y sin excesos, buen compañero. Rafa
Tomás, era un fenómeno cuando estaba de corto y mejor aún “de calle” un
gran tipo, si señor.
Mi
amigo Joan Hernández, otro de los “top” en amistad y buena sintonía
mutua, igual te paraba un tirazo de Guti bajo palos, que se iba de dos y
marcaba un gol, que te corría una maratón con un tiempo que pocos de los teacher’s
soñaríamos poder hacer. Una persona imprescindible en el listado de las
personas que importan.
De Rubén
Pérez destacaría su trato educado fuera de la cancha y su juego pragmático
dentro, sin brillantez, pero siempre efectivo.
La
lista de los teacher’s contemporáneos se va acabando, una pena no poder hablar
un poco de los compañeros con los que no coincidí prácticamente ningún viernes.
He puesto el acento en aquellos con los que compartí más años, espero que
sepáis perdonarme.
Para
casi el final dejo a otro imprescindible en el campo, en el instituto, en la
vida, un tío esplendido, voluntarioso y siempre pendiente más de los otros que
de él mismo. Vicent Martínez, su amabilidad fuera del campo lo hacía
apreciable por todos; y dentro del campo, pues era otro multiusos, jugó de todo
y era de los que siempre querías en tu equipo.
Armando Vila Baldó, fotógrafo, del Olímpic, Padre en mayúsculas,
Abuelo… pero sobre todo mi Amigo. Armando es la educación, el trato delicado,
la complicidad con los que aprecia, el buen consejero. Tengo algunas anécdotas
con Armando y en todas, las cosas acaban bien y en todas intentaba ayudarme con
consejos y palabras llenas de bondad y esperanza. Lo aprecio de corazón y encima,
en el campo, casi siempre íbamos a la misma, jugaba bien, era hábil, buen
regateador, buen finalizador de goles casi imposibles… otro imprescindible,
dentro y fuera de la cancha.
De uno
no habla uno, de uno hablan los demás. A mí me resta pedir perdón por mis
defectos, apelar a vuestra generosidad y paciencia al tener que haber soportado
algún renuncio mío y si a alguien molesté u ofendí, de corazón pido disculpas.
Yo sólo quería jugar, jugar lo mejor posible… y ganar.
El Último
de la Fila ,
además de ser un magnifico grupo pop catalán, es en esta ocasión Emilio Sala
Benimeli, el alfa y el omega de los teacher’s. Todo empezó en él, con él,
todo lo mantuvo él, y todo finalizó cuando él finalizó. De fútbol, poco que
decir…. mucha garra, mucho nervio, al final ya se paraba alguna, aunque pocas
veces; garra que no perdía ni cuando jugaba de portero, pero él era feliz en el
fragor de la batalla; eso sí, siempre noble y siempre al balón.
Emilio
es insustituible, es genuino, un ser único, apreciado por sus virtudes,
disposición y generosidad. Defectos, algunos, como todos, pero ganas de hacerlo
bien, ganas de quedar bien, ganas de que todo esté en el sitio, de que no nos
falte nada, siempre. Era el faro de una ONG de amigos mayores, casi mayores o
hasta muy mayores, que querían ser más rápidos, para llegar, más técnicos para
jugar bien, y más fuertes para evitar lesiones. Pero Emilio, que pudo con todo,
no pudo con el paso del tiempo y eso es lo único que se quedó sin hacer. Evidentemente
esa virtud tocaba a otros entes de tipo celestial, aunque si hubiera podido
también hubiera buscado, donde fuere, la rapidez, la técnica y cómo hacer para
que nadie se lesionara, como siempre hacía con sus amigos, cuidarles y hacer su
vida más fácil.
Él
ofreció la mejor de sus caras ante la adversidad, en forma de lesiones, propias
o ajenas, siempre animando y animándose. Con esperanza y optimismo parecía
decir: ¡Todo es para bien! ¡Omnia in bonum!
Nos ha
dejado un hermoso legado, convertido ahora en gratitud a su persona, el de la
amistad y aprecio mutuo. No conozco a nadie que hable regular de Emilio, ni tan
siquiera mal; para Emilio sólo parabienes y cuando alguien habla de él, siempre
lo hace con una sonrisa cómplice dibujada en el rostro de una persona que se
siente orgullosa de tener un amigo que nunca le fallará, al que podrá llamar
siempre y siempre estará ahí, en una clara y verdadera vocación de servicio.
El
mundo es más bonito cuando tienes cerca a personas como Emilio, porque en su
forma de ser existe un sacrificio y un darse a los demás, del cual se
benefician hasta los que no le conocen.
Para Emilio,
en ocasiones, éramos “desmayaos”, y para nosotros es y será por siempre Emilio
Sala, el AMIGO de verdad, un ejemplo de amistad sincera y de entrega a los
demás como diría Bob Dylan.
May god bless and keep you
always,
may your wishes all come
true,
may you always do for others
and let others do for you.
Bob Dylan. Forever Young.
- Dedicado a todos los
participantes en esta bella historia, gratificante y enriquecedora. Nuestro
reconocimiento a los nombrados en este escrito y a los que no han tenido
cabida, y que vosotros admiráis y respetáis igual que yo.
José Enrique Sanchis
Calabuig. Xàtiva, 1965
Membre dels Teacher’s. Pare de tres filles
i exfutbolista.
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